lunes, 20 de abril de 2009
Feng Shui
No hay duda de que cuando llegan las estaciones más frías y lluviosas pasamos mayor tiempo en nuestros hogares, especialmente en el dormitorio, la habitación más personal e íntima, tanto para solteros como para casados. El dormitorio es el espacio donde descansamos, hacemos vida de pareja, afianzamos el amor, creamos vida y despertamos a un nuevo día, entre otras muchas otras cosas.
Qué importante es entonces hacer de él un lugar acogedor, cálido y en el que de gusto permanecer. La disciplina oriental del Feng Shui nos ofrece una serie de recomendaciones y explica por qué esta habitación puede llegar a ser tan importante en nuestras vidas.
Amor, sexo y Feng Shui
El amor, las relaciones de pareja son una de las preocupaciones del Feng Shui.Esta milenaria disciplina, que se preocupa de armonizar las energías de nuestro entorno, considera que la disposición de una serie de elementos en el dormitorio puede optimizar las relaciones de la pareja en todos sus ámbitos. Y para ello ha establecido una serie de pautas que contribuyen a enriquecer esta área fundamental del ser humano.
En su libro Sexo, Amor y Feng Shui, Ts’ao Chan reafirma esta idea de que el amor y la relación de pareja se pueden beneficiar si se aplica estas orientaciones chinas.
Según el Feng Shui se debe tener bien claro cómo, dónde, cuándo, en qué posición y con cuál orientación debemos colocar los objetos, las plantas, las puertas y las ventanas.
¿Por dónde entra el amor?
Para esta disciplina, la puerta es la entrada de todo. Entra lo bueno, pero también puede entrar lo malo. Según esta filosofía, la puerta principal de la casa es por donde entra el ch’i (energía), es por eso que recomiendan que no puede ser ni muy grande ni muy pequeña en comparación con la casa.
Se plantea además que la puerta principal de un hogar debe ser de fácil acceso. “Si a las visitas le cuesta trabajo encontrarla, lo mismo sucederá con el amor”, señalan.
Para que el Feng Shui entre a tu relación de pareja, Tsào Chan recomienda:
1- Practicar el Tai Chi, ejercicios de estiramiento o carreras suaves que no te desgasten.
2- Cuidar tu figura. Un cuerpo esbelto y ágil es más sano, apetecible, fresco y erótico.
3- Ejercitar las caderas, la pelvis y las piernas con estiramiento y movimientos circulares. Esto te permitirá más flexibilidad y ritmo durante el acto sexual.
4- No hacer el amor bajo una luz muy intensa, pero tampoco hacerlo completamente a oscuras. Lo mejor es una luz tenue y cálida.
5- Evitar siempre hacer el amor sobre un cristal o metal. La unión será más fértil y placentera cerca del agua, la madera o la tierra.
6- Si el objetivo es procrear hijos, se recomienda hacer el amor en una posición norte o noroeste. Si se desea una hija, utilizar una posición este o sudoeste.
7- Si sólo busca diversión, amores y sexo sin complicaciones, se recomienda usa una posición sur. Oeste si es con la pareja habitual y lo único que se busca son la unión y la ternura. En el norte si se quiere afianzar el matrimonio y sexualidad con la pareja.
8- No reprimir nunca lo que verdaderamente se siente y unirse sólo con quien comparta nuestras inclinaciones y deseos, sino “caerás en el conflicto y la decepción”.
9- El sexo y el amor son caminos de aprendizaje a la plenitud, “no desperdicies tu tiempo en senderos equivocados”.
10- Llevar una vida sexual sana y activa en privado y una vida sobria y austera en público.
11- El espacio debe tener algún objeto que active el romance. Puede ser plantas con troncos entrelazados, fotos de la pareja en momentos felices, escultura de dos amantes abrazados, entre otros.
12- Para asegurar una buena energía sexual, la cama no debe enfrentar la puerta de entrada porque la energía entrará directo, rápido y provocarán incomodidad.
13- Tampoco coloque la cama debajo de vigas, armarios y ventanas. Éstas representan actividad enemiga de un sueño tranquilo.
14- Para una relación estable se recomienda elementos de tierra. Para obtener madurez agrega madera, si quieres enriquecerla debes incluir el metal
viernes, 27 de febrero de 2009
Relatos II
Despacio, centímetro a centímetro, la polla desapareció de mi vista y empecé a sentir la calidez y humedad de su vagina, abrazando mi polla. Cuando se hubo sentado completamente sobre ella nos detuvimos para saborear el instante. Mis manos acariciaban cada rincón del cuerpo que quedaba a mi alcance. Se echó sobre mí y nos besamos.
- Déjame follarte, cariño- me dijo.
A veces le gustaba tomar la iniciativa (y a mí que lo hiciera). Yo sabía que, entonces, tenía que permanecer quieto mientras ella iniciaba una especie de danza, rotando las caderas o subiendo y bajando, regulando la profundidad de la penetración hasta donde ella deseaba en cada momento. Mis manos se acompasaban a sus movimientos y acariciaban sus pechos, su vientre, su rostro, su cuello.
Cuando noté que estaba un poco cansada, fui yo quien empezó a moverse. Agarrando sus caderas, los movimientos de vaivén eran lentos y no muy profundos. Ella gemía, con la boca abierta, la cabeza echada hacia atrás y sus manos sobre mi pecho. Las convulsiones de su cuerpo fueron la señal de que estaba empezando a tener otro orgasmo, por lo que aceleré el movimiento de mis caderas y la profundidad de la penetración. Mi polla se deslizaba en su coño produciendo una especie de chapoteo debido a que su vagina se encontraba repleta de flujo.
Pronto sentí una especie de corriente por la espalda y mi polla empezó a contraerse y expulsar chorros de leche haciendo que la chorreante vagina se desbordara. Unas últimas penetraciones profundas y metiéndosela toda me relajé sobre la cama. Ella, apenas sin fuerzas tras el orgasmo, descansó su cuerpo sobre el mío. Nuestras respiraciones iban acompasándose.
Acaricié su pelo. Ella recorría con pequeños besos mi cuello y mi rostro. Nos miramos. Una sonrisa dibujaba nuestros labios. Frotamos nuestras narices, como si nos diéramos un beso esquimal. La abracé, estrechándola contra mi pecho. Ella se incorporó, pero aún seguíamos unidos.
- Espera. No te muevas. Quiero ver cómo sale despacio de mi coño.
Bajó la mirada y empezó a separarse de mí. Mi pene iba apareciendo poco a poco, enrojecido, empapado. Ella, de repente, se lo volvió a meter de golpe.
- No, no quiero sacarlo; quiero que se quede aquí para siempre. - A mí tampoco me importaría no salir de ti nunca. De todas formas, siempre que quieras tenerlo no tiene más que pedirlo. - ¿Me lo prometes? - Claro que sí. - Te tomo la palabra. Y más vale que la cumplas, porque si no… (Con los dedos hizo una señal como si fueran unas tijeras).
Rodamos sobre la cama riendo. Ahora yo me encontraba encima de ella. Lentamente, me separé sentándome sobre los talones. Ella hizo una mueca de disgusto cuando mi polla abandonó su vagina.
La visión era fantástica, ofrecida a mí, con las piernas abiertas me enseñaba su coño abierto y enrojecido por la follada. Un pequeño reguero mezcla de semen y flujo se escapaba de entre sus labios mayores hasta llegar al agujero del culo haciendo brillar los pliegues oscuros. El borde de su coño estaba impregnado de una especie de nata montada. ¿Quién iba a resistirse a semejante manjar? No iba a ser yo.
Levanté una de sus piernas por el talón y empecé a chupar cada uno de los dedos del pie, como si estuviera chupando un helado, pasando a veces la lengua entre ellos.
- Que gustoooooo. Sigue amor, sigue así. ¡Ahhhhhhhhhhhh!
Cuando terminé de ensalivar bien el pie, fui descendiendo por toda la pierna con la lengua, lamiendo sus gemelos, su rodilla, alternando las caricias de la boca con la de las manos. La parte posterior de la rodilla es muy sensible, y las caricias con los dedos provocaban que se convulsionase en estremecimientos. Recorrí su muslo y de ahí pasé al otro antes de lanzarme a devorar su coño chorreante.
- Cómetelo ya, amor. Cómetelo. Chúpamelo todo. - ¿Te gusta cariño? Sí. Me voy a comer todo tu coñito. Voy a dejarlo bien limpio.
El primer lametón empezó en el ano y subió hasta el inicio de su bosque de pelo rizado, y a este siguieron otros, deslizando mi lengua entre los labios de su sexo, primero despacio y luego más rápido, separando cada vez más los labios y los pliegues de su coño con mi lengua y metiéndola más profundamente. De vez en cuando era su culo el que recibía mis besos y lamidas.
Por fin me entretuve en los alrededores de su clítoris, que por aquel entonces ya sobresalía de su sexo, y, mientras describía círculos con la lengua y lo tomaba entre los labios chupándolo como si fuera un biberón, introduje dos dedos en la vagina empezando a masajear las paredes de su coño, follándola con los dedos.
- Ahhhhh! qué bueno, no pares, no pares, sigue, sigue, sigue, ¡ahhhhhhh!, síiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Mientras, con el pulgar acariciaba su ano violáceo por fuera, y en un momento dado éste también entró,ella se revolvía como si estuviera poseída. Mi lengua hacía saltar su clítoris como si fuera un pequeño pezón y, de vez en cuando, recorría el coño de abajo-arriba para no desperdiciar ni una sola gota de los líquidos que destilaba. El aroma que desprendía su sexo era absolutamente embriagador.
Sentía también las contracciones de su esfínter sobre mi dedo. Se contorsionaba de un lado para otro, levantando las caderas, agarrandose a las sábanas, empujándome la cabeza contra su sexo, y yo seguía lamiendo, chupando y besando sin importarme otra cosa que darle todo el placer del mundo.
Los orgasmos se sucedían unos a otros, hasta que, por fin, me tiró suavemente del pelo, y con una sonrisa me dijo:
- Basta; basta, por favor. No puedo más. No puedo mássssss.
Besé su sexo y fui ascendiendo despacio, recorriendo con mis labios su vientre, su ombligo, sus pechos, su cuello hasta cubrir su cuerpo relajado, exhausto, con el mío. Separé los cabellos que, por el sudor, estaban pegados a su frente.
- Cariño, estás preciosa. Te quiero- susurré.
Nos besamos. Con mirarnos nos lo dijimos todo. Sabíamos que lo mejor empezaba ahora.
martes, 13 de enero de 2009
Relatos
Era una tarde plomiza de invierno, la lluvia golpeaba con furia en los cristales de mi apartamento impidiendo que la concentración en la última novela que me había comprado fuese la deseable. Me levanté del sofá, me preparé un café y cuando me disponía a darle el primer sorbo me sobresaltó el timbre de la puerta. Fiel a mi costumbre abrí sin mirar y sin preguntar. Allí estaba ella , más hermosa quizás que la última vez que nos habíamos visto, tan sensual como siempre. Como sucede a George Clooney en el anuncio, me quedé sin café. Sin saber como me encontré tumbado de espaldas en la cama mientras ella, arrodillada entre mis piernas, con una mano me estaba haciendo una masturbación deliciosa y con la otra me acariciaba los testículos. De vez en cuando eran sus labios los que se apoderaban del tronco de mi polla, recorriéndolo de abajo a arriba; o se metía la cabeza en la boca, formando un anillo con los labios, o jugaba con la lengua alrededor del glande.
Pasamos horas haciendo el amor. Nos entregamos al goce de los sentidos y de los sentimientos. Habíamos tenido nuestra buena sesión de caricias iniciales, masaje, sexo oral y nos habíamos fundido el uno en el otro derrochando amor y ternura.
Ahora, su mano subía y bajaba deslizando la piel de mi polla en un movimiento cada vez más rápido. En ocasiones, prefería que yo descargara en su boca, y ella, cerrando los labios, no dejaba escapar ni una gota de semen. Otras, como ahora, prefería ver surgir mi leche como si mi polla fuera un surtidor. Decía que esas imágenes alimentaban sus fantasías.
“Córrete cariño… venga… córrete.”
Esas palabras y el movimiento de masturbación hicieron que el primer chorro saliera disparado hacia el techo y ella, agarrándome la polla, dirigió los restantes hacia su lengua y su rostro. Cuando terminaron, mi leche corría por sus mejillas hasta la barbilla y escapaba por la comisura de sus labios. Algunas gotas cayeron hasta su pecho. Se metió la polla en la boca para no desperdiciar ni una gota. El placer que me hacía sentir era casi insoportable. Con un dedo se limpió la cara y luego lo chupó. Estaba preciosa. Sonreía. La atraje hacia mí y la besé. Nuestras lenguas iniciaron una danza; mientras, las bocas compartían distintos sabores. Acariciaba su rostro. Ella me seguía masturbando suavemente para que la erección no disminuyera.
“ Me encanta tu leche, cariño. Me gusta beberla de tu polla y luego compartir su sabor contigo. No me cansaría de hacerlo. Y su olor… Cuando te corres sobre mi cuerpo, oler a ti “
Atraje su rostro y nos besamos. Ella entonces aprovechó para abrir las piernas y tomando mi polla con sus manos hizo ademán de metérsela.
“Espera”, le dije
Y agarrando mi polla la pasé lentamente por toda la raja de su sexo, separando los labios de su coño, haciendo que sólo la punta del glande se introdujera en su vagina . Quería que ella disfrutara con el masaje que con la punta de mi miembro la estaba dando. Ella permanecía suspendida, con los ojos cerrados, mordiéndose el labio inferior.
CONTINUARÁ..................... Por cortesía de Miguel
martes, 16 de diciembre de 2008
El tamaño¿importa?
El tamaño del pene siempre ha sido un tema sobredimensionado y al cual se le ha dado más importancia de la que realmente tiene, y se ha mitificado en exceso, estamos acostumbrados por ejemplo a ver en las películas porno esos actores tan bien dotados y que hacen chillar de placer a las mujeres de esa manera, pero no todo es real.
Es importante que un pene tenga una buena medida para que la mujer pueda disfrutar durante la penetración. Si es muy grande puede llegar a ser molesto y por tanto lo que tendría que ser placer se convierte en dolor. En cambio si es extremadamente pequeño es posible que no llegue a notarse lo suficiente para poder estimular.
Sea de una manera o de otra, el tamaño no es el todo. Hay muchas maneras de estimular a una mujer y muchas formas de pasarlo bien en una relación sexual, sólo hay que dejarse llevar y disfrutar.
El pensar que los penes grandes son más placenteros suele ser más habitual de los hombres que de las mujeres. Ya desde adolescentes empiezan a obsesionarse con ese tema y darle una importancia que no tiene.
Visualmente nos entran mejor los penes grandes, porque realmente es muy excitante ver un hombre en su estado erecto y dejar correr la imaginación, cosa que si es pequeño pues tal vez no induce tanto a fantasear.
Dependiendo del país y raza los estándares varían, pero el tamaño medio en erección ( se encuentra entre los 11 y
Todo lo que varía por debajo es tirando a pequeño, incluso llegando al extremo se puede hablar de micro pene. Y todo lo que sobrepasa por arriba se consideraría grande.
La manera correcta, si tienes curiosidad por tomar la medida, ha sido siempre partiendo del comienzo o nacimiento del pene, junto al hueso del pubis, hasta la extremidad última o final del glande, estando en erección.
Decía que el tamaño realmente no importa porque la vagina está formada por un tejido elástico y esto hace que se acomode perfectamente a cualquier tamaño para el disfrute sexual, siempre dentro de la normalidad.
Si el pene es muy grande puede llegar a ser doloroso para la mujer, porque la elasticidad es en cuanto a la anchura, pero si el pene es muy largo, puede resultar, molesto para ella e insuficientemente satisfactorio para ambos, ya que no pueden penetrar con toda la fuerza que les gustaría.
Al revés si hablamos de un pene pequeño, la penetración tampoco acabará de ser satisfactoria para ninguno porque no se adaptará bien y saldrá continuamente.
Realmente depende mucho de la mujer, de la elasticidad que tenga, del tipo de orgasmo ya que la gran mayoría lo tienen clitoriano , por tanto necesitan más la estimulación del clítoris y no de la vagina, pero algunas es vaginal, les produce más placer la penetración, e incluso de los juegos que utilicen.
Si la penetración no es satisfactoria por algún motivo, no pasa nada, hay muchas otras maneras de disfrutar, como por ejemplo el sexo oral, la penetración anal o incluso el uso de juguetes sexuales.
Si por ejemplo la mujer tiene la necesidad de ser penetrada por un pene más grande que el de su pareja sexual, se puede utilizar un dildo, es muy morboso. O si le es dolorosa la penetración pueden decantarse más por otro tipo de practica como sexo oral.
Creo realmente que una relación sexual plenamente satisfactoria no depende de si el pene es muy grande o pequeño, sino que tiene que haber un conjunto de factores que hacen que sea satisfactoria. Cada uno busca el placer de la manera que más le gusta y no es el mismo para todos.
El tamaño no importa siempre y cuando este dentro de unos límites normales. Cada pene tiene unas características diferentes, los hay más o menos largos, gruesos, finos, curvados, finos de la punta y anchos de la base...cada uno tiene su encanto y sus ventajas.
Desde siempre se han mitificado los penes grandes, y no digo que a las mujeres no les gusten, por supuesto que si, ya que resulta muy placentero en determinados momentos y según para que prácticas sexuales, pero no es nuestro principal interés. Creo que es preferible un tamaño estándar para que el momento sea plenamente satisfactorio.
miércoles, 26 de noviembre de 2008
Consejos para el frio
Con el frío que hace, con la crisis que nos azota, por muchos y variados motivos, a menudo el panorama que nos encontramos cuando nos metemos en cama juguetonas y con ganas de marcha, es como el de la fotografía adjunta. Y no digamos si hay fútbol y el equipo de sus amores no carbura como le gustaría, como un acto de solidaridad mal entendida, su soldadito tampoco carbura, se muestra indolente y vago, con el reloj siempre marcando las 6.
¿Qué podemos hacer para que la aguja de su reloj marque las 12 y el soldadito se ponga a hacer la instrucción?
En principio, aunque nuestro horno si esté para bollos, el suyo parece que no, por lo que si le propones algún juguetito, lo más probable es que no dé el resultado apetecible.
¿Qué hacer entonces?. Pues como en Agosto cuando estamos en la playa y cansados de nadar buceamos buscando la paz y el silencio de las profundidades marinas. Toca inmersión y nadar hasta ese barco encallado que no quiere flotar. Nos acercamos con suavidad, asimos el mástil y lo recorremos con nuestra húmeda lengua por toda su extensión, preferentemente de arriba abajo. Notaremos que el mástil se va envarando, es el momento de(para que no se vuelva a enfriar) introducirlo en la cálida y húmeda cavidad bucal, teniendo la precaución de no ocasionar ningún roce con los dientes, ya que eso suele ser molesto para nuestros lobos de mar.
Controlar la respiración por la nariz y empezar con un ritmo suave evitando posibles náuseas. Pasamos suavemente la punta de la lengua desde la base hasta la cabeza del mástil, que comienza a desplegarse en toda su magnitud y la brújula funciona de nuevo apuntando al norte. Mover la lengua en pequeños círculos debajo del glande y notareis como el motor arranca y ya no está gripado.
Ahora procedemos a dar golpecitos con la lengua de atrás adelante sobre el frenillo, y mientras lamemos y chupamos, movemos la mano de arriba abajo por el tronco del mástil, con un ritmo homogéneo. Podemos al mismo tiempo masajear la zona testicular con la mano o sacar el mástil de la cueva e introducir en ella esta zona. Es el momento adecuado para estimular la zona anal, incluso introduciendo un dedo convenientemente lubricado en esa cavidad.
Si la temperatura sube y la pareja se anima a realizar conjuntamente esta práctica, estareis en el punto 69.Y aquí ya desearos una buena travesía, que no encalle el barco en ninguna piedra y que todo llegue a buen puerto en un estallido conjunto entre sábanas de franela.
sábado, 15 de noviembre de 2008
¿Hacer el amor o follar?
Alguna vez en algún lugar he leído que la diferencia entre hacer el amor y follar es que se empieza haciendo el amor y se termina follando. Es posible, creo que incluso también al revés. Para mi la diferencia estriba en que follando se da rienda suelta a un deseo y punto, no hay más historia. Hacer el amor es algo más, no puramente físico exclusivamente.
Al follar se busca el placer personal, y ocasionalmente el de la pareja, pero es un acto eminentemente egoísta. Follar, para mi, es dar rienda suelta a una pasión, un deseo, un cúmulo de sensaciones que desembocan en saciar nuestros más básicos instintos, y no debemos avergonzarnos de que así sea porque es lo más normal : todas y todos necesitamos follar, como necesitamos beber o comer, y es malo reprimir cualquier necesidad.
Para mi la expresión hacer el amor es una expresión hipócrita que intenta esconder los tabúes que existen a la hora de practicar sexo. Cuando empezamos a hacer el amor todo es un mundo de ternura, las caricias son suaves, todo va con calma, pero a medida que la excitación crece, el animal que llevamos dentro se despierta, el cuerpo te pide otra marcha y aparcamos la ternura en busca de nuestra particular arca perdida, aquello que más placer nos proporciona.
Resulta lógico que cuando follamos con la persona a la que amamos, al existir esa complicidad y esa compenetración, el acto resulte más placentero, más completo, ya que ambos se conocen más y entienden la preferencia del otro mejor que dos desconocidos que van a darse un rato de placer simple y llanamente. Esto a mi no me indica que con mi pareja no se pueda separar amor y sexo, porque el amor se demuestra día a día, con hechos, sin tener que haber sexo por medio para que así sea.
Las personas que no entienden el sexo sin amor, creo que se pierden experiencias muy gratificantes porque no se atreven (volvemos a los tabúes ) a realizar algunas prácticas sexuales que a buen seguro alguna vez han soñado y pueden ser sus fantasías sexuales. En el mundo del sexo todo es muy complejo o así lo hacemos y nos lo montamos. ¿Por qué soñamos con cosas que nunca hacemos ni haremos con la persona a la que amamos?. Es posible que esa falta de comunicación , ese quiero y no puedo porque no me atrevo, lleven a la rutina, a la desidia, a la insatisfacción.
Personalmente veo muy bien lo de hacer el amor, pero creo que no debe ser excluyente el follar, te hace sentir más realizada-o, y desde luego creo firmemente que si se follase más habría menos problemas en la sociedad.
¿Y vosotra-os qué opinais?
miércoles, 5 de noviembre de 2008
¿Que es el punto G masculino? No es ni más ni menos que la próstata. La próstata es un órgano glandular, de tamaño similar al de una nuez, que se encuentra debajo de la vejiga y delante del recto. La función de la próstata es producir y segregar un líquido por el cual salen los espermatozoides.
Cuando el urólogo realiza un examen rectal y palpa la próstata con el dedo se producen eyaculaciones espontáneas. Este hecho a veces no contado, ya que a los hombres les produce mucha vergüenza, es absolutamente normal. Eso es un acto médico, pero es una estimulación directa del punto G masculino
El punto G de los hombres se encuentra en el interior del recto, a unos
No todos los hombres se pueden mostrar dispuestos a probar la estimulación del punto G masculino en forma interna, ya sea por tabúes o prejuicios que pongan en duda su masculinidad.
Pero hay una forma de estimular el punto G masculino externamente, es presionando o masajeando la zona del perineo, esta es la zona que va desde el ano hasta los testículos.
Existen aquí también gran cantidad de terminaciones nerviosas que hacen a esta zona absolutamente sensible y muy erógena.
Por lo tanto el punto G masculino no es un mito ya sabemos cual es, donde encontrarlo y como estimularlo.
La estimulación del punto G en los hombres produce una mayor excitación, orgasmos más intensos y una eyaculación más potente.
Técnicas de estimulación del punto G masculino
· El dedo juguetón
Si quieres intentar algo altamente erótico, dile a tu pareja que te practique sexo oral mientras te estimula la próstata. Coloca los brazos contra el respaldo de un sofá e inclina el cuerpo hasta alcanzar un ángulo de 90º. Separa tus piernas y deja que tu mujer se arrodille frente a ti. De esta manera ella podrá practicarte el sexo oral a la vez que estimula tu próstata.
· Beso negro
Cuando ambos estéis recién salidos de la ducha, utilizad lass lenguas para lamerse los anos. La sensación es verdaderamente increíble, y es un hecho que vais a disfrutar. Magnificad el poder de tus orgasmos estimulándose manualmente el uno al otro durante el beso negro. Juguetear con su clítoris debería llevarla a un clímax inconmensurable. Lo mismo te ocurrirá cuando ella te masturbe con su mano mientras te practica el beso negro.
· Estimulador anal
Si te gusta combinar el sexo y la estimulación prostática, los estimuladores anales son una de las opciones más sencillas y convenientes del mercado.
Éstos pueden usarse durante el sexo oral o durante el coito. Los estimuladores anales vienen en gran variedad de formas y tamaños, de modo que no necesitas preocuparte por el dolor o la incomodidad; simplemente elige el tamaño y la forma que satisfaga tus necesidades. Si quieres experimentar algo realmente increíble, pon a trabajar tu músculo pubococcígeno mientras estés penetrando a tu mujer. Esto estimulará tu punto G en una forma que nunca habías imaginado
Masaje de alto voltaje
Hay que acariciar suavemente, la parte inferior del pene erecto, de manera que los dedos empiecen en el extremo del pene y acaben en el ano. Con la mano izquierda, hay que sujetar el pene, mientras se masajea con la derecha la zona del escroto y del ano. A continuación, se estimula el punto G a través de la pared del recto y cuando el hombre llegue a un grado de máxima excitación, se introduce un dedo en su ano. El dedo hay que doblarlo con un gesto de 'ven aquí' para masajear la pared frontal del ano.
A disfrutar