martes, 13 de enero de 2009

Relatos


Era una tarde plomiza de invierno, la lluvia golpeaba con furia en los cristales de mi apartamento impidiendo que la concentración en la última novela que me había comprado fuese la deseable. Me levanté del sofá, me preparé un café y cuando me disponía a darle el primer sorbo me sobresaltó el timbre de la puerta. Fiel a mi costumbre abrí sin mirar y sin preguntar. Allí estaba ella , más hermosa quizás que la última vez que nos habíamos visto, tan sensual como siempre. Como sucede a George Clooney en el anuncio, me quedé sin café. Sin saber como me encontré tumbado de espaldas en la cama mientras ella, arrodillada entre mis piernas, con una mano me estaba haciendo una masturbación deliciosa y con la otra me acariciaba los testículos. De vez en cuando eran sus labios los que se apoderaban del tronco de mi polla, recorriéndolo de abajo a arriba; o se metía la cabeza en la boca, formando un anillo con los labios, o jugaba con la lengua alrededor del glande.

Pasamos horas haciendo el amor. Nos entregamos al goce de los sentidos y de los sentimientos. Habíamos tenido nuestra buena sesión de caricias iniciales, masaje, sexo oral y nos habíamos fundido el uno en el otro derrochando amor y ternura.

Ahora, su mano subía y bajaba deslizando la piel de mi polla en un movimiento cada vez más rápido. En ocasiones, prefería que yo descargara en su boca, y ella, cerrando los labios, no dejaba escapar ni una gota de semen. Otras, como ahora, prefería ver surgir mi leche como si mi polla fuera un surtidor. Decía que esas imágenes alimentaban sus fantasías.

“Córrete cariño… venga… córrete.”

Esas palabras y el movimiento de masturbación hicieron que el primer chorro saliera disparado hacia el techo y ella, agarrándome la polla, dirigió los restantes hacia su lengua y su rostro. Cuando terminaron, mi leche corría por sus mejillas hasta la barbilla y escapaba por la comisura de sus labios. Algunas gotas cayeron hasta su pecho. Se metió la polla en la boca para no desperdiciar ni una gota. El placer que me hacía sentir era casi insoportable. Con un dedo se limpió la cara y luego lo chupó. Estaba preciosa. Sonreía. La atraje hacia mí y la besé. Nuestras lenguas iniciaron una danza; mientras, las bocas compartían distintos sabores. Acariciaba su rostro. Ella me seguía masturbando suavemente para que la erección no disminuyera.

“ Me encanta tu leche, cariño. Me gusta beberla de tu polla y luego compartir su sabor contigo. No me cansaría de hacerlo. Y su olor… Cuando te corres sobre mi cuerpo, oler a ti “

Atraje su rostro y nos besamos. Ella entonces aprovechó para abrir las piernas y tomando mi polla con sus manos hizo ademán de metérsela.

“Espera”, le dije

Y agarrando mi polla la pasé lentamente por toda la raja de su sexo, separando los labios de su coño, haciendo que sólo la punta del glande se introdujera en su vagina . Quería que ella disfrutara con el masaje que con la punta de mi miembro la estaba dando. Ella permanecía suspendida, con los ojos cerrados, mordiéndose el labio inferior.

CONTINUARÁ..................... Por cortesía de Miguel